El proyecto inconcluso de Memorial Gráfico
sobre Ciencias Naturales
de Manuel Fernández Menéndez
1. La idea inspiradora
La experiencia emocionante y sorprendente que genera un descubrimiento inesperado, conocida como serendipia, representa una mezcla de emociones positivas y estimulantes que conjuga asombro, gratificación intelectual, inspiración y deseo de saber más. Así, una casualidad, un hallazgo fortuito muchas veces es el disparador de esa curiosidad que nos impulsa a desentrañar misterios, entender contextos y descubrir datos poco conocidos.
La idea que inspira este trabajo es justamente un ejemplo de esto mismo, de un hallazgo fortuito que desencadenó un proceso de investigación y estudio de un personaje poco conocido, de su obra gráfica, brillante pero casi ignorada, y de uno de sus proyectos, magnífico pero inconcluso y, lo que es más sorprendente, casi destruido por completo.
Encontrar de casualidad no significa que no se haya estado buscando: el hallazgo es fortuito cuando se descubre algo valioso inesperadamente incluso mientras se buscaba otra cosa. Y así sucedió en este caso. Desde que fundamos Buena Letra como museo/taller creativo dedicado a rescatar, preservar y exhibir patrimonio material que formó parte de la historia de la industria gráfica uruguaya y a contribuir a mantener vivo patrimonio inmaterial conexo mediante la enseñanza de prácticas y saberes asociados a técnicas tradicionales de artes gráficas, siempre estamos a la búsqueda de materiales tipográficos antiguos para sumar a la colección, ya sea a través de conocidos, en remates, anuncios en las redes sociales o plataformas de comercio electrónico. En marzo de 2018, en unas de esas búsquedas en Mercado Libre, encontré, bajo el título «Materiales de imprenta», que vendían una serie de clisés (fotograbados montados en piezas de madera que se usaban para imprimir imágenes) con dibujos interesantes. Al ampliar las fotografías de la publicación vi que en el pie figuraba el nombre de Manuel Fernández Menéndez (1888-1974). Reconocí el nombre del autor porque tenía su libro Anatomía (Fernández Menéndez, 1938), una obra de medidas reducidas, en formato apaisado de apenas 12 x 9 cm, pero generosa en el número de páginas, casi 700, todas ellas ilustradas y con los textos escritos a mano: una belleza por su calidad gráfica y didáctica, ya que cada página condensa visual y textualmente información compleja, como la descripción del aparato respiratorio, los músculos del cuerpo, la reproducción de las células y muchos otros temas de anatomía, todo esto acompañado del encanto que despiertan los afanes y discursos propios de los libros de otras épocas. Pero las imágenes de los clisés a la venta no parecían corresponder a esa obra ni a la versión escolar que también se había publicado. ¿Había otro libro con ilustraciones de ciencias naturales de Fernández Menéndez? Por lo que sabía, solo existían Anatomía (Fernández Menéndez, 1938) y Anatomía gráfica escolar (Fernández Menéndez, 1953).
Tras contactarme con el vendedor y enterarme de que se trataba del portero de un edificio donde habían tirado al contenedor de basura esos materiales de imprenta y de que él, como había advertido su posible valor, había decidido preguntar si se los podía quedar para poner a la venta, le compramos un cajón repleto de clisés, cubiertos de hongos y mugre acumulada por años. Al llegar al taller y empezar a limpiarlos encontramos que en el cajón también había un paquete de dibujos con una carátula escrita a mano: «120 pruebas de mi libro protozoarios». Para nuestra sorpresa, teníamos entonces dibujos y clisés del libro de zoología que Fernández Menéndez había anunciado en sus obras anteriores, pero que nunca había llegado a publicar: 49 clisés y 120 dibujos originales, con las pruebas de imprenta correspondientes, de lo que sería parte de la serie Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales, que aspiraba a cubrir toda la naturalia, pero de la que solo se concretó una parte con el volumen Anatomía. Y en esas imágenes hermosas, la misma combinación de calidad de ilustración y didáctica, pero ahora sobre zoología.
2. Los objetivos y la metodología
En este trabajo me propongo tomar este hallazgo como punto de partida para investigar sobre el proyecto inconcluso de Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales de Manuel Fernández Menéndez, con la hipótesis de que factores económicos y la propia envergadura de la empresa, autoimpuesta por sus deseos ampliatorios y de superación —que confiesa tener que refrenar en el volumen Anatomía—, empapados en la lógica del ideal arielista de la perfección humana que el autor hace explícita en Anatomía gráfica escolar, la condenó, de alguna manera, a aplazarla indefinidamente.
Para empezar, esbozaré el contexto histórico en el que se enmarca este proyecto, el Uruguay de los años 1930, y trazar un perfil de su creador. A continuación, haré un breve análisis de Anatomía, el primer libro publicado de la proyectada serie Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales, desde el punto de vista de la recepción que tuvo y los discursos de la época que lo impregna, para luego presentar los materiales no publicados del libro de zoología, acompañados, a modo de anexo, de un registro fotográfico de los clisés y dibujos de esta obra. Por último, concluiré con una reflexión acerca de los posibles motivos que llevaron a que el proyecto de Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales quedara inconcluso.
En cuanto a los aspectos metodológicos, me basaré en una revisión bibliográfica y documental para enmarcar la obra y su autor en su contexto histórico, intelectual y artístico, y en un breve testimonio de su nieta Virginia Lenzi Fernández, que, si bien no aportó muchos datos, representó un primer contacto que permitirá continuar indagando sobre el autor y su obra para futuros trabajos.
3. El contexto en pocas palabras
El primer volumen del Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales, Anatomía, se terminó de imprimir en octubre de 1938, pero es de suponer que la confección de este libro de casi 700 páginas ilustradas y escritas a mano tiene que haberse iniciado varios años antes, por lo que cabría estimar que Manuel Fernández Menéndez inició este proyecto en el correr de la década de 1930.
En el contexto político y económico de esa época, después de la muerte de Batlle y la caída del mercado de valores en Estados Unidos en 1929, había comenzado «el principio del fin del milagro uruguayo» (de Torres J. , 1994, pág. 53); tras el período de bonanza económica de los años anteriores que lo postulaba como «la Suiza de América», Uruguay sufría las repercusiones de un tumultuoso entorno nacional e internacional: el golpe de Estado de Gabriel Terra en 1933, la Guerra Civil española, la situación de Argentina con el peronismo, el suicidio de Baltasar Brum (págs. 54-56).
En el ámbito cultural, el año de publicación de Anatomía, 1938, también fue el año de publicación de Fermentario de Carlos Vaz Ferreira, La tradición del hombre abstracto de Joaquín Torres García y Tierra celeste de Pedro Leandro Ipuche. También es el año en que se produjo el encuentro de Juana de Ibarbourou, Alfonsina Storni y Gabriela Mistral en el marco de una conferencia vinculada a cursos de verano de la Universidad de la República (Faraone, París y Oddone, 1997, pág. 163).
4. El autor y su obra
Manuel Fernández Menéndez vino a Uruguay desde España, según confirmó su nieta Virginia Lenzi Fernández en la entrevista telefónica del 20 de mayo de 2023.
La entrada correspondiente a este autor en la compilación de biografías de artistas nacionales confeccionada por la Sección de Identificación de Autores de la Biblioteca del Poder Legislativo (1975, págs. 213-214) informa que nació en Robledo (Orense, España) el 23 de marzo de 1888. En cambio, según la página de Wikipedia en esperanto dedicada al autor (Manuel Fernández Menéndez, 2020), nació el 30 de noviembre de 1888 (aunque en esta misma página se indica también que el año fue 1889) y murió el 8 de julio de 1974.
Entre esas fechas de nacimiento discrepantes, tomamos como referencia válida la primera, debido al minucioso trabajo de investigación para compilar biografías que realizó la Sección de Identificación de Autores de la Biblioteca del Poder Legislativo, según explica Ruben A. Bulla (1975) en el prólogo de Plásticos uruguayos. Esta sección de la biblioteca, dirigida por Odora Toth de Kiria-kidis, «bibliotécnica tan eficaz como competente», estaba compuesta por un «grupo de brillantes y esforzadas funcionarias». La labor realizada por este equipo de mujeres para publicar Plásticos uruguayos fue
fruto de la capacidad, del entusiasmo y la paciencia sin límite; del amor y la vocación con que se trabaja, desdeñando los horarios preestablecidos, persiguiendo datos con una tenacidad detectivesca a través de personas o instituciones amigas, para demostrar que no todo es criticable en la tan maltratada burocracia nacional y que ella da, muy a menudo, tan magníficos como anónimos funcionarios (pág. 6).
Con respecto a la información que figura en cada ficha de autor, Bulla (1975) explica que los datos provienen de las siguientes fuentes:
FICHAS BIOGRÁFICAS que provienen: de las fuentes bibliográficas citadas; de investigaciones en museos y en instituciones de arte; de referencias recogidas de familiares de los plásticos, cuando estos han fallecido, y que no figuran en las fuentes anteriormente mencionadas y de datos proporcionados directamente. Las noticias que provienen de esta última fuente, llevan un asterisco: * (págs. 7-8).
En el caso de la ficha biográfica de Manuel Fernández Menéndez (Sección de Identificación de Autores de la Biblioteca del Poder Legislativo, 1975), esta concluye con un asterisco, lo que señala que se trata de «noticias» (información) proporcionada por el propio autor. Veamos entonces qué escribió de sí mismo:
Pintor, dibujante, maestro, profesor nacido en Robledo (Orense), España, el 23 de marzo de 1888. Llegó al Uruguay en 1911; es ciudadano legal. Estudió primeramente en Madrid; cursó dibujo y aprendió el oficio de tipógrafo en diversas imprentas madrileñas. Trabajó luego como tipógrafo en Barcelona. Allí se despertó su entusiasmo por el Esperanto, participando en trabajos de propaganda y difusión como secretario de la sociedad y redactor de revistas, actuando en varios congresos. En Montevideo realizó estudios magisteriales; de dibujo figurativo y pintura con Vicente Puig; dibujo técnico industrial con el Arq. Galo Fernández y D. Héctor Caselli. Frecuentó el Museo Nacional de Bellas Artes realizando varias copias de esculturas griegas y romanas. Fue Director de Escuela Rural en Rivera (1915); Director de la Escuela N.º 18 de 2.º Grado (1928/42); Profesor de curso industrial nocturno para obreros (dibujo y matemática) (1921), Prof. de Dibujo en Enseñanza Secundaria (1927/42). Publicó varios libros docentes y realizó la versión al esperanto de «Ariel» de Rodó y «Fermentario» de Vaz Ferreira. Los afiches de las exposiciones de Esperanto y las portadas de los libros fueron siempre trabajos propios. Viajó por varios países europeos visitando museos de arte (1955-56). Concurrió a salones nacionales donde obtuvo Mención, Med. de Br. por su pluma «Lago» (Parque Rodó), en el XII S., Dib. y Grab. (1949) (págs. 213-214).
Según estos datos y otra información proporcionada en los prólogos y paratextos de su propia obra, se trataba de una figura con las características de los varones ilustrados de su época, con vocación por las artes visuales, la docencia y la escritura. Como artista ganó un premio mención medalla de bronce en el XII Salón Nacional de Dibujo y Grabado (Comisión Nacional de Bellas Artes, 1949a) y participó en el XIII Salón Nacional de Pintura y Escultura (Comisión Nacional de Bellas Artes, 1949b), además de publicar dos obras gráficas sobre ciencias biológicas, enteramente ilustradas y escritas a mano (Fernández Menéndez, Memorial gráfico sobre ciencias naturales. Anatomía, 1938; Anatomía gráfica escolar, 1953), y material informativo sobre esta obra (Juicios críticos y opiniones acerca del libro Anatomía del profesor Manuel Fernández Menéndez, 1939). En su actividad laboral, se desempeñó como director de escuela primaria, profesor de dibujo en secundaria y utu. Su afición por el esperanto lo motivó a dar conferencias (por ejemplo, El problema del idioma internacional, conferencia impartida en el Museo Pedagógico de Montevideo el 1.o de febrero de 1923), a escribir ensayos (El esperanto en la opinión de hombres eminentes y diversos hechos, 1949a; Valor educativo del esperanto, 1949b), un libro (El hombre en su camino. La homo sur sia vojo, 1965) y un diccionario sobre el idioma esperanto (Balech y Fernández Menéndez, 1951), además de realizar traducciones a esta lengua de obras como Ariel, de José Enrique Rodó (1950), y Fermentario, de Carlos Vaz Ferreira (1953).
Más allá de la interesante vocación del autor como esperantista, que lo llevó a producir mucha obra vinculada a este idioma, el interés de este trabajo es concentrarse en el perfil de Manuel Fernández Menéndez que conjuga sus vocaciones como artista y docente, en particular, en su proyecto de Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales, al que él mismo se refiere en su ficha biográfica muy al pasar como «libros docentes» (Sección de Identificación de Autores de la Biblioteca del Poder Legislativo, 1975, pág. 214), pero que representan el legado quizás más importante de este autor.
5. El proyecto de Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales
En 1938, Manuel Fernández Menéndez publicó el primer volumen de lo que proyectaba sería una serie de libros titulada Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales. En el prólogo de este primer volumen, anuncia:
La serie completa de nuestro memorial constará de cuatro tomos independientes entre sí: anatomía, zoología, botánica y mineralogía. Al primero seguirá pronto el de zoología, que ya tenemos casi terminado, y más adelante, si la suerte no nos es adversa, verán la luz los otros dos (Fernández Menéndez, 1938, pág. IX).
Y en la última página de ese primer volumen confirma que la serie tendría cuatro títulos en total: Anatomía, Zoología («próximo a aparecer»), Botánica y Mineralogía («en preparación») (pág. 671). De los cuatro libros proyectados solo se imprimió el primero y, según los clisés y dibujos recuperados, el segundo en efecto estaba lo suficientemente avanzado como para haber llegado a la fase de pruebas de imprenta; al menos 120 páginas lo estaban.
Es difícil precisar qué truncó el proyecto o qué factores contribuyeron a que se postergara indefinidamente, pero quizás algunas claves puedan encontrarse en el volumen inaugural de la inacabada serie.
5.1 El volumen Anatomía
El trabajo que hizo Manuel Fernández Menéndez en el volumen Anatomía es digno de admiración. En un formato muy pequeño, de apenas 12 x 9 cm, y en unas 700 páginas, «dibujando expresamente todas sus letras, esquemas y figuras» (Fernández Menéndez, 1938, pág. VI), el autor se propuso «proporcionar a los estudiantes y maestros un libro auxiliar para el estudio de las Ciencias Naturales, y al público estudioso un libro de vulgarización sobre dichas Ciencias, profusamente ilustrado y de fácil adquisición» (pág. VII), para lo cual se autoimpuso ciertas condiciones:
1.a Un máximum de contenido en el mínimo espacio. 2.ª La figura como elemento principal; la palabra para explicar o aclarar la figura. 3.a En lo posible, esquematización y simplificación de las figuras, con el fin de hacerlas más claras y más comprensibles. 4.a Indicación directa, en las figuras (sin signos de llamada), de los nombres de los órganos y sus partes y de las explicaciones relativas a los mismos. 5.a En lo posible, indicación simultánea del órgano y de la función que desempeña. 6.a Texto lo más conciso y breve posible, sin perjuicio de su claridad. Por último, era necesario que la composición de las páginas y la ejecución de todos los dibujos, figuras, esquemas y letras fueran hechas por nosotros mismos, no por un mero capricho del autor, sino para dar una unidad a la obra y para evitar su encarecimiento; de no hacerlo así, su precio tendría que ser mucho mayor, a causa de las gran cantidad de figuras que ilustran sus páginas (págs. VII-VIII).
Así, el desafío de comunicar contenido complejo sobre un tema como la anatomía humana en un formato pequeño, que incluso obligó al autor a reducir las figuras a tres cuartas partes de su tamaño o incluso una fracción menor, «sin alterar su forma ni su carácter» (pág. VIII), y condensar la información en una apretada danza de imágenes y letras de mano propia estuvo influido por el criterio estético de darle unidad y por el económico de no encarecer la obra. Y justamente el valor de la obra está en la hazaña de atender a estas preocupaciones y, al mismo tiempo, hacerlo con una ejecución impecable, visualmente muy atractiva y conceptualmente muy completa.
La lograda factura del libro Anatomía, con su profusión de imágenes e interesante formato, suelen despertar el asombro y la curiosidad. En la actualidad, por ejemplo, las copias de esta obra que tenemos en Buena Letra generan comentarios que van desde la incredulidad acerca de la nacionalidad del autor o el origen de su producción («¿En serio el autor era uruguayo?»; «No te puedo creer que esto lo imprimieron acá»; «¿Cómo nunca supe de este libro? Sabemos más de lo que pasa en otros lados que de lo de acá»), hasta las más diversas expresiones de entusiasmo y respeto por la obra y la calidad artística del autor.
La admiración que Anatomía provoca en la actualidad también parece haberla suscitado en su época, según recogió el propio autor en una obra curiosa que publicó con el título Juicios críticos y opiniones acerca del libro Anatomía del profesor Manuel Fernández Menéndez (1939), un año después de aparecido el libro. Se trata de un folleto de 32 páginas, de formato pequeño (15 x 10 cm), al que califica de opúsculo, en el que reúne «opiniones y juicios, emitidos, en general, por personas de prestigio» que alaban la obra y que, a su entender, representan «el mejor galardón» en premio por su esfuerzo. Los «cálidos elogios» (pág. 3) son del siguiente tenor:
Mi modesta opinión al respecto es ésta: Deberían publicarse muchos trabajos como el suyo, tan magníficamente concebido y realizado, para el verdadero enriquecimiento de la bibliografía nacional […].
Arturo Scarone,
Director de la Biblioteca Nacional de Montevideo (pág. 5)
Créame Vd.
Me enorgullece la viril ternura con que emprende Vd. su función social de maestro, el esfuerzo limpio y la intención clara con que se hace flexible su inteligencia para acercarse a la juventud que ama.
Porque formo parte de esa juventud que estudia y que aprende, aunque no me lo hubiera Vd. pedido, la generosa ternura suya que hizo de su obra didáctica un poema, envolviéndome en gratitud, me habría obligado a decirle a Vd. esto que le digo: para mí es un ejemplo y una consigna de estudio y trabajo —trabazón honda de España y de América —este pequeño devocionario del cuerpo humano.Mariana Vázquez Carabal,
Prestigiosa intelectual
Comentarista de Radio Ariel (pág. 8)
La prolija cuanto severa selección de las láminas; el inmenso caudal bibliográfico consultado; la profundización de los temas, a la cual le ha llevado el encomiable afán de superación, sin sacrificar en ningún momento la unidad del plan, ha dado a su memorial un enorme valor didáctico.
La impecable factura de sus láminas; la claridad y la perfección de las leyendas y la presentación material de la obra constituyen otra faz simpática de la misma.
Sólo una gran devoción, el feliz consorcio de profesor y dibujante, pueden llegar a producir una obra tan útil, tan práctica y tan valiosa […].Dr. Garibaldi J. Devincenzi,
Director del Museo de Historia Natural de Montevideo (pág. 11)
Me complazco en manifestar que su obra anatomía la estimo como artístico cofre de magnífica riqueza. Creo que en todos los hogares donde habla la lengua castellana, debería estar colocado sobre un mueble, que permitiera tomarlo al pasar, para dedicarle algunos minutos perdidos de los que todos somos dueños con verdadero don de libertad.
Los jóvenes, aprendiendo desde la más temprana adolescencia, y aún los que dejaron muy atrás la juventud, recordando y aclarando conocimientos en las láminas que sólo llevan el frío comentario de la señal, obligados a meditar por sugestión de natural curiosidad, encontrarán siempre profundos motivos de verdad para orientar el sentido de su vida moral.Enriqueta Compte y Riqué,
Prestigiosa Maestra
Directora del Jardín de Infantes de Montevideo (pág. 19)
Usted ha implantado un sistema objetivo de estudio que, para estos tiempos en que las horas van demasiado apuradas, simplifica y permite recorrer rápidamente la materia que trata.
A los que nos gusta rever textos que tienen relación con nuestra profesión, debemos agradecer esta síntesis que Vd. con tanta inteligencia ha sabido realizar.Dr. Toribio Olaso,
Ministro de Instrucción Púbica del Uruguay (pág. 24)
La anatomía tiene también su lado de poesía y de inspiración. Las bellezas del organismo del hombre arrancaron versos magníficos a grandes poetas de celebridad mundial.
Con tal plausible motivo, llevado de una inspiración entusiasta y generosa, guiada por el ansia de contribuir al desarrollo de los conocimientos generales de la Anatomía, Vd. ha confeccionado este pequeño libro, literalmente lleno de dibujos ejecutados pacientemente y coleccionados con el firme propósito de vulgarizar esa ciencia y arte a la vez en forma sintética, que queda al alcance de todos los que se interesan por esta clase de estudios que nadie debe ignorar.
[…] Ningún escenario mejor para comprender lo que hay de noble y científico en la Anatomía escrita por un uruguayo del noble país español, en un castellano límpido y trémulo como el mar inmemorial que sirvió de cuna a nuestra civilización.Agustín Ezcurra,
Artista pintor y Profesor (pág. 25)
La labor realizada por Vd. es, sencillamente, extraordinaria. En nuestro medio, donde la improvisación es aire que respiran el 50 por 100 de los publicistas, cuando se tropieza con un autor como Vd., inteligente, metódico, original y dueño de una tenacidad que habla por fuerza de amor sincero hacia la materia que enfoca, uno siente la alegría íntima del que hace un hallazgo valioso e inesperado.
Siga luchando. El triunfo es para los que como Vd. tienen luz en el cerebro y amor en el corazón.Lorenzo. F. D’Auria,
Inspector Regional de E. Primaria (pág. 24)
Resulta curioso que, entre la profusión de halagos y estímulos al autor, también hubo quienes se atrevieron a plantear algunas críticas a la obra, y que Fernández Menéndez (1939), en lugar de evitar reproducirlas en este documento, decidiera contestarlas en nota al pie, a veces con tono impaciente. Un ejemplo al respecto es la respuesta al siguiente planteo:
Al acusar recibo de su memorial gráfico de anatomía, que agradezco, le manifiesto que admiro la perfección del trabajo realizado, aun sin dejar de notar como defectos: 1.o la falta de atención a los dictados de la Higiene en cuanto a las condiciones que deben reunir los libros en vista de su efecto sobre la visión. 2.o El que, en la forma en la que se presenta la obra (explicada y justificada en el prólogo), no puede ser un libro de estudio (el subrayado es de la firmante) sino únicamente, un libro de revisión de conocimientos, que obliga —por tanto— al uso de otro como texto, lo que es —por consiguiente— poco práctico (1).
Leonor Hourticou,
Vocal del Consejo de E. Primaria y Normal
Antigua Directora del Instituto Normal de Señoritas(1) Guardando todos los respetos a tan venerable personalidad del magisterio uruguayo, diremos que el primer defecto anotado, no es tal defecto, sino condición premeditada del libro: «el mayor contenido en el mínimo espacio»; no vemos cómo hubiéramos podido realizar esta condición haciendo la letra grande. Además, el libro «anatomía» es perfectamente legible para las personas a quienes está dedicado. Por otra parte, si la letra pequeña fuera defecto grave, habría que desterrar infinidad de libros, diarios y revistas que, por mayor aprovechamiento del espacio, van impresos en pequeños caracteres.
Al segundo defecto anotado por la distinguida maestra de maestras, contestan por nosotros casi todos los juicios que van este opúsculo. — N. del A. (pág. 7)
Es probable que el compendio de reseñas abrumadoramente positivas haya servido a Fernández Menéndez como material publicitario para difundir su libro, tarea que posiblemente haya asumido él mismo, ya que hay que tener presente que Anatomía es una edición del autor, no intervino una editorial en su producción y divulgación. En una operación similar a quienes se autopublican y luego se autopromocionan por las redes en la actualidad, Juicios críticos y opiniones acerca del libro Anatomía del profesor Manuel Fernández Menéndez (1939) quizás haya sido una herramienta para despertar el interés en la serie Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales y persuadir al público con reseñas favorables de autoridades del ambiente cultural y educativo sobre el valor del volumen Anatomía.
Dado que el autor tomó a su cargo todas las tareas de concepción, elaboración, producción y difusión de su libro, es de entender que una de sus preocupaciones más claras estuviera relacionada con el precio de producción y venta del libro, como lo manifiesta en el prólogo de la obra y lo repite también como justificación ante sugerencias de mejoras, como ampliar el tamaño de la letra o colorear las imágenes:
El acuarelado de los dibujos hubiera encarecido la obra extraordinariamente, y nuestro propósito ha sido hacer un libro útil, que pueda ser adquirido fácilmente por todos. […] Por otra parte, la letra es bien legible para las personas de vista normal. — N. del A. (Fernández Menéndez, 1939, pág. 10)
Todas las modificaciones o mejoras que señala el Dr. Laca cuestan mucho dinero y nos hubiera llevado a hacer un libro caro, parecido a muchas obras que ya existen y que, por su precio subido, están fuera del alcance de estudiantes y de la mayor parte de las personas. Nuestro propósito, al dar a nuestro memorial el carácter que le hemos dado, ha sido ofrecer a la masa estudiantil y a todos los estudiosos un libro de reducido tamaño, pero con un importante contenido, que, por su bajo precio, esté al alance de todas las fortunas. N. del A. (pág. 14)
Otra de las preocupaciones, manifestadas en este caso en el prólogo de Anatomía, es el afán por la superación y la perfección:
[…] Sin embargo, hemos debido poner freno a nuestros deseos ampliatorios y de superación para no rebasar los límites de nuestro plan.
[…] Una gran fe en la utilidad de esta obra didáctica nos ha impulsado a realizarla, perseverando, sin desmayos, en un esfuerzo constante por enriquecerla y perfeccionarla. A ella hemos dedicado nuestros ocios, muchos días de fiesta hurtados a paseos y diversiones y largas horas robadas a Morfeo (Fernández Menéndez, 1938, págs. VII-X).
Esta aspiración a la superación y la perfección humana va en línea con la lógica planteada por José Enrique Rodó (1900/1984) a través de su personaje Ariel, que representa la búsqueda de la excelencia espiritual y cultural, en contraste con Calibán (Renan, 1878), que encarna la búsqueda materialista y pragmática. Según Rodó, el ser humano debe aspirar a la elevación moral y estética, y la cultura y la educación desempeñan un papel fundamental en este proceso. La admiración de Fernández Menéndez por estas ideas es evidente en sus propios textos, en especial en Anatomía gráfica escolar (Fernández Menéndez, 1953), un libro en el que se dirige a la juventud, y en su decisión de traducir Ariel (Rodó, 1950) al esperanto.
El esfuerzo que debió significar abordar un proyecto tan ambicioso como la serie Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales con una exigencia autoimpuesta por la perfección, sumado a la dificultad de afrontar una empresa de estas características sin el apoyo de una editorial reconocida o el financiamiento debido, sin dudas deben haber pesado en que no llegara a completarse. La ambición de continuar estaba presente, lo atestiguan los clisés y dibujos del volumen de zoología recuperados; sin embargo, quizás la realidad materialista y pragmática venció todo el esfuerzo, el talento, la voluntad y la vocación del maestro y artista.
5.2 El volumen Protozoarios
Del segundo volumen de la serie Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales sabemos que se trataría sobre zoología, como se lo anuncia en el primer volumen publicado (Fernández Menéndez, 1938), y, según los dibujos, clisés y pruebas de imprenta recuperados en marzo de 2018 (ver anexo), 120 páginas estaban listas para imprimirse, aunque algunas de las imágenes presentan marcas de corrección a lápiz que requerirían cambios en los dibujos originales y la producción de nuevas versiones de los clisés correspondientes.
El conjunto de materiales que se recuperaron en ese momento relacionados con la obra de Manuel Fernández Menéndez incluye:
- 1. 120 dibujos originales de lo que sería el volumen sobre zoología;
- 2. 120 pruebas de imprenta de páginas distintas de ese mismo volumen;
- 3. 49 clisés de ese mismo volumen;
- 4. 1 clisé publicitario del volumen Anatomía;
- 5. clisés varios con imágenes (fotografías) reproducidas en otras obras del autor, como el libro El hombre en su camino (Fernández Menéndez, 1965).
Los dibujos y pruebas de imprenta se encontraban ordenados en un paquete, anudado con un piolín, que llevaba la carátula «120 pruebas de mi libro protozoarios».
Los 120 dibujos originales recuperados están hechos a escala 1:1 de los clisés, bocetados a lápiz y trazados en tinta negra, en su mayoría en dos tipos de papel con las siguientes marcas en relieve:
- 1. anc.ne man.re canson & montgolfier / [imagen de rosa de los vientos de 4 puntas] / vidalon-les-annonay (mayor gramaje);
- 2. anc.ne man.re canson & montgolfier / [imagen de rosa de los vientos de 4 puntas] / b crayon (menor gramaje).
Los 49 clisés recuperados, por su parte, presentan un formato apaisado y un tamaño de 138 x 93 mm. Tras un cuidadoso proceso de limpieza, la casi totalidad se encuentra bien conservada y en perfectas condiciones para su impresión, como lo hemos comprobado en la producción de pruebas para el acervo de Buena Letra y postales para la difusión de esta obra.
Las páginas tratan sobre los protozoarios, sus clases y características, cómo obtienen su alimento, cómo se mueven, entre otros. Al igual que en el primer volumen de la serie, el contenido está presentado de manera sintética, con bellos dibujos y textos escritos a mano. Si bien el formato es un poco más grande que el de Anatomía, el minucioso trabajo de ilustración y condensación de la información también se encuentra en este volumen, al igual que elementos característicos como la firma de cada imagen con el monograma del autor, mfm, y con su nombre explicitado en cada página: «Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales de M. Fernández Menéndez».
6. Reflexión final
El hallazgo de materiales relacionados con un proyecto editorial que aparentaba ser muy prometedor, pero que resultó truncado, despierta la curiosidad acerca de los motivos que lo llevaron a ese destino. En este caso, las respuestas a las interrogantes planteadas han sido difíciles de encontrar debido a que ya no es posible contactar a las personas que estuvieron directamente involucradas. Sin embargo, a partir del estudio de los propios textos, de contenido promocional relacionado y de restos de materiales editoriales que estaban en proceso de preparación, es posible sostener la hipótesis inicial, sobre la cual continuaré indagando en futuros trabajos, de que factores como la ambición desmedida y el afán por la perfección, alimentados por discursos propios de la época, así como el componente económico, influyeron en que el proyecto de Memorial Gráfico sobre Ciencias Naturales quedara inconcluso; y no digo, y en esto hago énfasis, que lo condenaron al fracaso, porque la parte que se concretó de la obra demuestra que es extraordinaria y la que se adivina en los materiales recuperados lo confirma: es todo un éxito, y por eso lo trágico de no verla completada.
Referencias bibliográficas
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